Banira Ponce Rivera, Rectora CFT Estatal de la Región de Antofagasta
Con frecuencia el Ministerio de Educación proporciona indicadores, que nos permiten visualizar el aporte y crecimiento de la Educación Técnica de Nivel Superior en Chile. Entre ellos, una de las cifras más claras es la matrícula de más de 66 mil personas, que optaron por esta formación TP a nivel nacional durante el último año, lo que se tradujo en un aumento del 6,2%.
Dicho dato se puede contrastar y comprender al observar que muchas carreras impartidas por Centros de Formación Técnica, CFT lideran los ranking de empleabilidad en el país. Pero más allá de lo interesante que pueda resultar el análisis, es importante considerar que justamente la Educación Técnico Profesional está orientada a ello, en la medida en que busca desarrollar aptitudes, competencias, habilidades y conocimientos de manera rápida, tras un aprendizaje práctico. Esto se manifiesta en estudiantes capacitados en un plazo menor, pero no por ello menos preparados, pues el enfoque está en la especialización y en que todo lo que se imparte sea directamente aplicable al campo laboral, y en particular al territorio en que están inmersos.
En este desafío cumple un rol fundamental la capacidad que tengamos para adaptarnos a las necesidades del mercado, tomando en cuenta la pertinencia y el contacto con sectores estratégicos de cada zona. En el caso de nuestro CFT Estatal de la Región de Antofagasta, estamos orientados hacia los sectores de tecnología, salud, administración y educación.
Este reto constante de mantener una oferta académica actualizada a los requerimientos del entorno, se va nutriendo también con la ficha de caracterización de nuestros estudiantes. En este sentido, es muy importante destacar que a nivel local estamos constatando un aumento considerable en la matrícula de mujeres, en su mayoría jefas de hogar, que han decidido optar por esta formación. Año a año nos queda más claro que nuestras estudiantes quieren fortalecer y mejorar su calidad de vida, y nos honra poder abrirles las puertas para ello. Lo hacemos con mucha responsabilidad, pues como institución estatal estamos mandatados para fomentar la inclusión de manera inmediata.
Ante todos los indicadores que vamos conociendo, surge la interrogante respecto a si es este el momento más importante para la Educación TP en Chile. Humildemente pienso que sí, pues se trata de un cruce virtuoso entre las necesidades territoriales y las capacidades locales, que han apostado a la Educación TP desde la Enseñanza Media. Justamente es allí donde nace la urgencia de articularnos para fortalecer estas competencias. Más aún cuando el origen de los CFT Estatales es precisamente una política pública descentralizadora, cuyo máximo fin es llegar con Educación Técnica de Nivel Superior a donde nadie más ha llegado. Por lo mismo estoy convencida de que entre instituciones de educación debe existir colaboración, para seguir generando un hilo conductor tan potente como necesario, entre el entorno laboral, la comunidad y la educación pública.
¿Existen desafíos para nuestro CFT? No cabe duda que sí. Nuestra tarea es diagnosticar de manera oportuna las necesidades del territorio y cubrir con talento regional el sector productivo. Para lograrlo debemos mantener una constante mirada a las señales que nos entregan.